Entradas

Saga Completa: La Sombra que Sabe mi Nombre

Imagen
El viaje ha terminado. La historia completa de Damián Ferrer, la Unidad 734, ya puede ser contada. Aquí he reunido los seis capítulos que componen la saga "La Sombra que Sabe mi Nombre". Un descenso a los abismos de una mente controlada, una lucha desesperada por la identidad en un mundo de neón y conspiraciones, y la crónica de un hombre que se enfrentó a los fantasmas de su propio cráneo. Para los que llegan nuevos, esta es vuestra puerta de entrada. Para los que habéis seguido el viaje semana a semana, este es el archivo de la pesadilla. Gracias por caminar junto a Damián en la oscuridad.

La Sombra que Sabe mi Nombre | Capítulo 6: El Eco de la Libertad (Final)

Imagen
La oscuridad no era un vacío. Era un océano denso y cálido, sin principio ni fin. Floté en él durante una eternidad, desprovisto de cuerpo, de nombre, de dolor. Era una forma de paz, la paz definitiva del borrado absoluto. Pero en las profundidades de esa nada, un eco persistía. El recuerdo de una luz blanca, de un dolor cósmico, de una conexión que lo era todo. Y lentamente, muy lentamente, ese eco comenzó a tirar de mí hacia la superficie. 

La Sombra que Sabe mi Nombre | Capítulo 5: Descenso al Nexo

Imagen
La puerta destrozada de mi refugio era el marco de una pesadilla. Silas estaba allí, una silueta de calma depredadora en medio de la devastación que había causado. El holograma de Aris se había desvanecido como el humo, dejando un vacío que pesaba más que su presencia. Estaba solo. Cazado. Y la presa, por primera vez, miró a los ojos a su cazador y no sintió solo miedo. Sintió una rabia fría y cristalina. 

La Sombra que Sabe mi Nombre | Capítulo 4: La Catedral de Hueso

Imagen
El silencio tras el apagón era una bestia agazapada, y el clank rítmico de los servomotores de Silas era el latido de su corazón acercándose. La silueta del exoesqueleto llenaba la entrada del túnel, un golem de polímeros oscuros y acero que empequeñecía a la figura humana en su interior. Sus sensores ópticos brillaban con un rojo depredador, cortando la penumbra de la estación de bombeo. No había escapatoria. Estábamos en una tumba de hormigón, y el enterrador acababa de llegar. 

La Sombra del Último Albigense en Carcasona | Un Thriller Histórico

Imagen
El año de Nuestro Señor de 1285 olía a paz. O, más bien, a la paz que sigue a una masacre. Olía a ceniza fría, a piedra húmeda y al silencio temeroso de una fe que había sido arrancada de raíz. La Cruzada Albigense, esa tormenta de fuego y acero enviada desde el norte para purgar la herejía cátara, había terminado su obra. El Languedoc estaba doblegado, sus castillos en ruinas, sus "Buenos Hombres" y "Buenas Mujeres" convertidos en humo en las hogueras de la Inquisición. Yo, Sir Guilhem de Montfort, fraile de la Orden de los Predicadores y servidor del Santo Oficio, llegué a la imponente ciudadela de Carcasona no como un guerrero, sino como el barrendero que limpia los últimos restos de una plaga. 

El Eco Asesino | Un Thriller de Ciencia Ficción Noir

Imagen
La muerte en Neo-Kyoto olía a ozono, a fideos recalentados y al silencio antinatural de un sistema de seguridad que había sido burlado. En el ático del piso 120 de la Torre de Cristal, el cadáver de Kenji Tanaka, CEO de OmniGen, era una ofensa a la perfección de su entorno. Yacía sobre una alfombra de lana sintética tan blanca que dolía a la vista, su traje de diseño ahora arrugado y manchado por su propia y última traición corporal. No había signos de lucha. No había un arma. No había una sola fibra fuera de lugar, ni una huella dactilar que no perteneciera a la víctima. Era un asesinato perfecto. Una habitación cerrada en el cielo. El tercer caso en dos meses.

El Golem de Libros Prohibidos de la Biblioteca Vaticana | Fantasía Oscura

Imagen
La fe, como el conocimiento, tiene sus propias catacumbas. Debajo del mármol y el oro del Vaticano, bajo la mirada benevolente de los frescos de Rafael, existe un laberinto. Un mundo de pasillos silenciosos y aire estancado donde duermen los sueños prohibidos de la humanidad, las pesadillas de la teología. Los Archivos Secretos. Un nombre que evoca misterio, pero que no le hace justicia a la verdad. La verdad es que es una tumba. Una necrópolis de ideas demasiado peligrosas para vivir.

La Jaula de los Días Perfectos | Un Drama Psicológico

Imagen
El miedo tiene una arquitectura propia. Para mí, era un apartamento en el séptimo piso, con las persianas siempre a medio bajar y el mundo exterior reducido a un murmullo lejano y amenazante. Me llamo Javier. Soy programador. Un buen programador. O lo era, antes de que el "incidente" —una palabra tan clínica y aséptica para describir el día en que mi cerebro decidió que el simple acto de cruzar un paso de cebra era un infierno insuperable— me rompiera por dentro. Ahora, soy un agorafóbico. Un prisionero voluntario. Mi mundo se había encogido a las dimensiones de este piso, un santuario y una celda a partes iguales.

El último detective humano en un Mundo de IAs | Cifi-Novela Negra

Imagen
La lluvia en Neo-Barcelona ya no era agua. Era una mezcla de agua de mar desalinizada, partículas de polímero reciclado y una acidez sutil que se comía la pintura de los aerocoches si los dejabas demasiado tiempo a la intemperie. Caía en cortinas grises sobre los rascacielos que arañaban un cielo perpetuamente encapotado, sus luces de neón reflejándose en el asfalto mojado como moratones de colores. Hacía tiempo que había dejado de molestarme. Era el ruido de fondo de mi propia obsolescencia. 

El Hospital Abandonado y sus Pacientes Eternos | Un Relato de Horror

Imagen
Hay una adicción en el miedo. Una atracción perversa hacia los lugares que la gente normal evita, una necesidad de respirar el aire viciado de las tragedias olvidadas. Éramos exploradores urbanos, un nombre elegante para lo que realmente éramos: profanadores de tumbas modernas, yonquis de la decadencia. Buscábamos la belleza en el óxido, la poesía en el derrumbe. Y el Hospital de la Misericordia, en las afueras de la ciudad, era nuestra Capilla Sixtina de la desolación.

La Sombra que Sabe mi Nombre | Capítulo 3: El Contragolpe Psíquico

Imagen
El mundo se reduce a la presión brutal en mis brazos y al olor a sudor y a colonia barata de los hombres que me arrastran por el andén. La multitud se aparta, un mar de rostros anónimos que desvían la mirada, que no quieren problemas, que prefieren creer que esto es un arresto rutinario y no el secuestro silencioso que realmente es. El tren se desliza fuera de la estación con un suspiro melancólico, llevándose mi única vía de escape. Me debato, pero es como luchar contra estatuas de granito. Sus manos son tenazas.